Los erizos de Unai y Sergio
Unai y Sergio construyeron su mentalidad erizo. Estos animales, expuestos a oleadas de frío, buscan su distancia adecuada. Aquella que les haga disfrutar de su compañía, y a la vez sobrevivir. Si están demasiado cerca, se hieren con sus púas. Emplazados muy lejos, el duro invierno hará mella en ellos. Sólo será el encuentro con el espacio óptimo el que construya una relación sostenible entre sus interacciones y el sufrimiento.
Esta prueba y error implica mostrarse vulnerable, pues no hay salida sin trabajar el scouting de tus emociones. Conocer la receta completa. A veces, esa distancia es conformada por palabras importantes, pero infrecuentes. Un qué tal, o un simple buenos días. Empeñados en exprimir la naranja, optimizar la táctica de tu equipo, o preparar cada detalle para el partido del próximo fin de semana. Lidiando constantemente con la amarga pregunta.
¿Será suficiente?
No lo sabes. Lo que sí conocemos es que sin distancia dará igual llegar que no llegar, pues ni siquiera serás capaz de disfrutar el premio obtenido. Frenar da perspectiva. El necesario zoom out, los árboles no te dejan ver el bosque. Esas hojas que van cayendo y para cuando te das cuenta, es demasiado tarde. La persona se quedó por el camino.
Partiendo de esa base, quería dar un espacio para entender todo este obsesivo rendimiento desde la perspectiva del que lo sufre dentro, el jugador. Por eso vinieron Sergio y Unai a las Jornadas del año pasado, sabedores de sus púas y sus fríos.
Prepararon su ponencia con las siguientes ideas.
Viaje: en el deporte nada es permanente (para mal o para bien). No existe el equipo perfecto, ni la situación ideal.
Navegar en el presente. Eso es lo difícil. A qué me agarro, cómo me sujeto, cuánta fuerza o capacidad tengo para no soltarme.
Virus letal de la impaciencia. Se matan objetivos, se matan desarrollos, se mata química, se mata al jugador, se suicida el jugador.
No se puede entrenar en la trastienda. Con stats no se hacen equipos.
Utilizar lo que te da el juego para regularte: una falta en contra, un golpe de un rival, una mirada de un compañero.
Aprecio no es lo mismo que respeto (esta es la que más me gusta) Se puede apreciar mucho a la persona y no respetar al jugador.
Conocer los procesos de la persona que tienes delante, o la que se encuentra dentro de ti. Seas entrenador, psicólogo, o jugador. Es lo único que nos queda.
Este año serán jugadores diferentes, permanecerá la función transmitida.
Un baloncesto y una psicología desde todas las perspectivas. Para que luego tú puedas buscar la receta adecuada, con la distancia conveniente.
VII Jornadas de Psicología y Baloncesto
PD: para vigilar tus púas y reubicar el frío, es arriba.