Veo la escritura como un ejercicio de compromiso. Estas palabras cogen hoy especial importancia. El pasado 7 de marzo grabé con Laia Palau el episodio 100 de Psych&Roll, mi podcast. Parece que hay algo con el siete del tres. Porque fue justo en ese día, hace 4 años, cuando lancé el primer episodio. También ocurrieron, esta vez en 2018, las famosas declaraciones de Kevin Love en The Players Tribune. Esas donde narraba de principio a fin la experiencia con su ataque de pánico. Un texto que, de una forma u otra, me hizo pensar que una comunicación más justa y pausada sobre las vicisitudes mentales de jugadores y entrenadores era posible.
Y dejo esto por escrito, para que cuando llegue el momento de cerrar el proyecto y pasar a otra cosa, no me tiemble el pulso. También, por qué no decirlo, es una forma de contarle ‘’al mundo’’ que los caminos acaban, y que el apoyo a algo percibido como valioso y honesto no debe vomitarse únicamente cuando sabes que termina, tratando de devolver momentos perdidos al presente y así aliviar tu arrepentimiento. Atención y Elogio merecen ser pausados, en pequeñas y recurrentes dosis. Mensajes que te hagan decir, ok, parece que por aquí es.
Por eso, hoy pienso que los aniversarios no son sólo un recuerdo de lo vivido, sino también recordatorio de lo finito. De que todo avanza, y las cosas terminan. Y precisamente porque pueden terminar, se experimenta esa soltura psicológica. Una incapaz de conseguir cuando buscas aferrarte cual Príncipe de Persia controlando las arenas del tiempo.
De todas formas, siempre me gusta aprovechar estos momentos para aterrizar los aprendizajes que me reportan esas tareas en las que me embarco. Esta vez he escogido estos cuatro, con una nula pretensión aleccionadora. Si alguno de ellos te sirve o remueve, yo ya estaré satisfecho.
1. A pesar de
Probablemente mi conjunción favorita. Antes de dar cualquier vertiginoso, esperamos ingenuos a la escurridiza seguridad, y a la volátil confianza. Como si fueran a venir a decirnos que todo saldrá bien. Seguimos olvidando que estas emociones son construidas a posteriori, nunca a priori. Es imposible evaluar el salto antes de darlo. La gran mayoría de direcciones valiosas que tomar, nunca están exentas de muros construidos por la incomodidad. Pero lo que sí está claro es que aquello que se encuentra tras esa acumulación de ladrillos, es suficiente como para que merezca la pena el intento. Así pretendía expresarlo en estas palabras escritas hace unos meses.
Si fuese por los 5 minutos previos a cada sesión. Podcast. Texto.
Si por él fuera ya lo habría dejado todo.
Pero aún nada consigue igualar los 5 minutos que siguen a cada final.
Esa es la persona que me rescata.
Supongo que esto es la vida.
Construir un diálogo que te sostenga.
2. Casi nunca es para tanto
Básicamente porque no tienes un león en tu cuarto, aunque tu cabeza te diga que sí. Tu cuerpo es la cueva de platón. Emociones encerradas en aprendizajes primitivos, alimentados por alentadores mensajes que alertan un peligro inexistente. Un dos contra uno de manual. De nuevo el baloncesto como metáfora de la vida. Esa que te asfixia en pegajosos traps. Una que sólo puede derrumbarse atravesándola por medio, para así después poder ver con claridad. Como si de una analítica se tratara, duele más el momento previo que cuando de verdad la aguja es clavada.
3. Nadie te está mirando
Me planto frente al armario, dispuesto a elegir el outfit con el que deslumbraré hoy. Pienso en el compendio de amigos a los que veré, analizando quirúrgicamente mis vestimentas en las pasadas ocasiones que coincidí con ellos. Pasan los minutos y nada me convence, me agobio. No quiero que me vean con la misma ropa, vayan a pensar que no tengo dinero para comprarme más o, mucho peor, que no me esfuerzo lo suficiente por verme bien. Cuando me doy cuenta, han pasado 37 minutos desde que abrí el dichoso armario. Percibo que este quiere decirme algo, así que me acerco un poco más y escucho sus palabras al fondo.
¿Recuerdas lo que esos amigos llevaban la última vez que los viste?
Nadie está pensando en ti. Y qué tranquilizador.
4. Mejor hecho que perfecto
Te encuentras en la estación, sin saber dónde ir. Una mezcla entre <me da igual> y <me da miedo elegir>. Trenes entran y salen, pero tú sigues parado. Te has habituado tanto a la megafonía que ya ni siquiera eres capaz de identificar los destinos a los que se dirige toda esa gente. Pasa el tiempo, pero no te montas en ninguno.
Una historia que refleja el coste de oportunidad en las cosas que hacemos. Tanto si seleccionas un tren como si no lo haces, estarás eliminando decenas de alternativas por el simple hecho de elegir. El punto está en que, paradójicamente, no elegir también es una elección. Una que te expone a la peor sensación de todas, el arrepentimiento. Escoger un tren no te asegura la satisfacción otorgada por su destino, pero sí te da la información con la que seleccionar más sabiamente la próxima vez. Porque… ¿cómo evalúas la inacción? ¿Qué conclusiones saco de la parálisis?
Judith Tiral, presentadora del podcast Tenía La Duda, compartió unas historias la semana pasada. Contaba que, cuando arrancó con el proyecto, una de sus ideas era entrevistar a la primera jugadora de baloncesto de la historia, que por aquel entonces tenía 92 años. La inseguridad y el vértigo del momento le llevó a posponer la decisión hasta que, hace pocas semanas, se vio capacitada para intentar llamar a esa puerta. Para su desgracia, fue una puerta que jamás podrá volver a ser abierta. La señora ya había fallecido.
Seguramente Judith hubiera puesto mil pegas a esa entrevista, pero estaría hecha. Ahuyentando las voces que nos cantan ese doloroso …y si hubiera?...
Hay trenes a los que sólo te puedes subir en un abanico de tiempo determinado. Mejor montarse, y luego ya veremos qué hacemos.
Al ser el cuarto aniversario, quería quedarme con estas 4. Hay muchas más, pero creo que son las que mejor representan el camino por el que he pasado. Si alguna te resuena o ayuda, fantástico. Si no, espero que al menos sientas este proyecto algo más cerca, después de transmitirte cómo ha sido todo este proceso para mí.
Nos seguimos leyendo.
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